viernes, 13 de mayo de 2011

Alteza


Para: A.C.

No hubo nada que buscar al ras del suelo
todo estaba encima
el polvo
la brizna de paja
el sudor perlando la piel
el espejo.
Los labios buscando
lamiendo
sino es la luna
desparramada
es el sol
melcocha
o el tierno
badajo
y su
talan talan
de bronce carcomido.
En ese calor
y vientos solanos
me estrecha
la resbaladiza carne
de la sirena
que ya no canta,
¡gime!
y se muere cada vez
que branquias y un pequeño
corazón
de pez con tetas hermosas
se acerca a mi orilla
de naufragio y mascarón
celosamente oculto
de saqueadores fantasmas
y me obsequia el tambor
de sus latidos orgasmos
y nos petrificamos
las dos
tan Caribes
tan isleñas
y los amantes
nos lanzan monedas
en la bajamar...

Marianela Cabrera




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